Eliam...

Eliam...
Aun si las rosas dejaran de sonreír, yo podría ser completamente feliz

sábado, 5 de marzo de 2016

Tengo 3 huecos en el cuerpo...

El tercer hueco es el que menos siento, pero por mucho es también el de mayor extensión. Se encuentra repartido en todo lo que soy. Es un hueco suave y transparente que mientras menos parece existir mas existe; es el hueco de mi alma, de mi identidad ultrajada, es el vacío que yo soy.

Me alimenté de metas sin cimientos para un futuro lejano y llegado el día descubrí que todo fue una burla inspiracional.



Tengo 3 huecos en mi cuerpo...

El segundo está en mi pecho y me provoca la sensación constante de ir en caída libre, se trata de un vértigo que he vuelto mi amigo. Este hueco vertiginoso proviene de mi corazón, de los constantes vuelcos y caídas, del llanto atraído por las traiciones y la soledad; de este modo las sensaciones de desesperanza dejaron de ser clientes frecuentes y se volvieron huéspedes de planta.

No puedo palpar mi corazón, por eso me pregunto cuántos trozos le harán falta. Seguro ya ni siquiera tiene la forma de un corazón, conforme a lo que siento en mi pecho, ahora tiene la forma de una astilla que me estorba para vivir.
Tengo 3 huecos en mi cuerpo...

El más pequeño está en mi estómago, ya que siempre tengo hambre y se me antoja justo lo que no puedo pagar. Este hueco no me preocupa, a final de cuentas la crisis ha sido superada ¿o no?... entonces ¿Por qué este hueco sigue ahí?

Si he pecado de gula, Dios... tú has sido un bastardo. 

Después de una vida hambrienta, ingeriré todo hasta morir satisfecha.